Hace unos dias que no escribo, estoy aprendiendo mecanografía y mis avances son notables, aunque todavía no excelentes como espero conseguir.
Como veis estoy dispuesta a todo, yo cuando me entrego, me entrego.
Siempre, el 15 de mayo se abrían las piscinas en Madrid. Nosotros, en aquella DKV, famosa e infalible, nos trasladábamos en "masa", al club de campo e iniciábamos la temporada.
En una cesta de mimbre, de considerables proporciones, llevábamos el indispensable gazpacho en termos, las tortillas y los filetes empanados; una gran bolsa de pan ...Recuerdo a mi madre, con el nuevo bebé a su lado y repartiendo las maravillas de la cesta a diestro y siniestro. En aquel club, tan elitista, muchos se acercaban y miraban con cierta envidia el reparto, pero allí había para todos.
Después de comer, las terribles tres horas de "guardar la digestión" se hacían eternas aunque lleváramos todos los juegos de mesa del mundo mundial. Siempre había lo de "me he caido" o "me han tirado" ...
Es estupendo tener buenos recuerdos porque de otro modo no podríamos asimilar todo lo que se nos viene encima a lo largo de la vida. Parece que fué ayer y sin embargo han pasado 50 años de aquello, que no por repetirse año tras año me resulta tedioso el recordarlo.
Es curioso lo selectiva que resulta la memoria, magnifica los buenos momentos de esta vida y aparta o difumina los malos.
Es cierto, Solateras: cada día tenemos momentos que deseamos vivir y momentos en que quisieramos morir o al menos no nos importaría demasiado hacerlo, pero en el balance, estoy contenta de seguir sintiendo todo como nuevo.
Me pregunto, a veces, como disfrutaría mi madre al ver a mis guapos chulapos...
Yo se los brindo, allá donde esté porque gracias a su generosidad están aquí.
Yo ya he preparado la piscina, estoy guardando una tradición que no se ajusta a la actual climatología pero aquí está, a vuestra disposición: el gazpacho está asegurado.
Tras una noche de tormenta, ahora luce un sol esplendoroso que resalta los colores del jardín recién lavado.
Como la vida misma.
Como veis estoy dispuesta a todo, yo cuando me entrego, me entrego.
Siempre, el 15 de mayo se abrían las piscinas en Madrid. Nosotros, en aquella DKV, famosa e infalible, nos trasladábamos en "masa", al club de campo e iniciábamos la temporada.
En una cesta de mimbre, de considerables proporciones, llevábamos el indispensable gazpacho en termos, las tortillas y los filetes empanados; una gran bolsa de pan ...Recuerdo a mi madre, con el nuevo bebé a su lado y repartiendo las maravillas de la cesta a diestro y siniestro. En aquel club, tan elitista, muchos se acercaban y miraban con cierta envidia el reparto, pero allí había para todos.
Después de comer, las terribles tres horas de "guardar la digestión" se hacían eternas aunque lleváramos todos los juegos de mesa del mundo mundial. Siempre había lo de "me he caido" o "me han tirado" ...
Es estupendo tener buenos recuerdos porque de otro modo no podríamos asimilar todo lo que se nos viene encima a lo largo de la vida. Parece que fué ayer y sin embargo han pasado 50 años de aquello, que no por repetirse año tras año me resulta tedioso el recordarlo.
Es curioso lo selectiva que resulta la memoria, magnifica los buenos momentos de esta vida y aparta o difumina los malos.
Es cierto, Solateras: cada día tenemos momentos que deseamos vivir y momentos en que quisieramos morir o al menos no nos importaría demasiado hacerlo, pero en el balance, estoy contenta de seguir sintiendo todo como nuevo.
Me pregunto, a veces, como disfrutaría mi madre al ver a mis guapos chulapos...
Yo se los brindo, allá donde esté porque gracias a su generosidad están aquí.
Yo ya he preparado la piscina, estoy guardando una tradición que no se ajusta a la actual climatología pero aquí está, a vuestra disposición: el gazpacho está asegurado.
Tras una noche de tormenta, ahora luce un sol esplendoroso que resalta los colores del jardín recién lavado.
Como la vida misma.
3 comentarios:
y de nuevo, otros dos motivos más, y bien lindos, para admitir que equivocarse es estupendo. ¿ves?, espero, no demasiado tarde, ni pronto, quien sabe, seguir dándote motivos para seguir admitiéndolo.
Yo también recuerdo con bastante morriña, ir el 15 de mayo a darnos el primer baño en el río de Villafranca...
Enhorabuena por esos chulapos tan divinos.
Hay que ver como has mejorado, queridita, ¿ quien te iba a decir a ti hace pocos meses que serias capaz de todo es ?,
Los chulapitos preciosos, pero faltaba la abuela.
Bssss
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